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El Sentido Común ausente en quienes gobiernan


2004 Fauna Política / Rodolfo Herrera Charolet


Sin castigar a la totalidad de los gobernantes con el título que le endilgo a este tratado, que siendo un tema aburrido para el común de los lectores, puedo asegurar que es un pretexto para desempolvar varios libros de la estantería pública, porque pocos, en verdad pocos, conservan esos libritos que sirven para ser leídos despacio y dormir un buen rato –dicen que para entenderlos mejor-, uno de Aristóteles y el otro –que me prestó mi hijo- de Tomás de Aquino.


Aristóteles es junto a Tomás de Aquino, los mejores representantes del realismo, postura paralela al empirismo gnoseológicos y al idealismo. Derivado de esta presentación y sin resumir la teoría del conocimiento en escasas dos cuartillas, trataré de demostrar que el sentido común es el más común de los sentidos ausente en quienes gobiernan.


Ejemplo práctico: el presidente de México 2000-2006, Vicente Fox Quezada, se despide del país que gobernó por seis años, como si nada tuviera que resolver ya, dejando al que sigue los problemas nacionales. Los chocantes comerciales, que se pagan con los recursos públicos, se refieren a que el presidente Fox presentó o hizo, algo en beneficio de la democracia y la transparencia.


Desde luego que este comercial es simplemente un promocional. Publicidad o comentario pagado, que dista de la realidad y fuera de contexto. El sentido común obligaría a los diputados a legislar o evitar que esta publicidad, que no aporta ningún beneficio colectivo, ni publicita ningún servicio público, sea pagada con el dinero público. Si quería Fox ser el héroe de los comerciales, el muerto del entierro o la quinceañera de la fiesta, tenía todo el derecho de hacerlo, pero sin utilizar el dinero de los impuestos que pagan los contribuyentes.


¿Le parece poco haber gastado más de 1700 millones de pesos en publicidad, en menos de un año?


Es la práctica enfermiza e irresponsable de promover el culto a la personalidad, con el dinero público, haciéndose publicaciones que distan mucho de ser informativas o promotoras de las instituciones del gobierno. Se utilizan recursos públicos para sufragar publicidad del gobernante, persona con servicio efímero ante la vida de las instituciones.


Dicho de una forma más clara y precisa, es incorrecto decir que Pedro Pérez, Secretario de la “Secretaría de Asuntos Relevantes”, inauguró, entregó o instruyó a sus subordinados para que hagan, dejen de hacer, cumplan o atiendan las demandas públicas. Utilizando los recursos del estado para promover su imagen y convertirlo en un pequeño dios de pies de barro, que si bien le va, o de no ser promovido a otro cargo, cumplirá una función pública de tres a seis años.


¿Corresponde al titular de la Secretaría de Asuntos Relevantes entregar arbolitos?
Desde luego que no, más bien, la fotografía, mampara y parafernalia del culto a la persona, es un pretexto utilizado para ocupar titulares y desatender los asuntos de importancia.


Mientras se entregan cinco arbolitos simbólicamente, se están deforestando miles de hectáreas en las zonas boscosas o se está quemando madera en un brasero para que al día siguiente se publique en la nota roja, que una familia murió por inhalar monóxido de carbono.


Pues bien, en los ejemplos narrados, hay ausencia total de sentido común y en está lógica se construyen programas y “estrategias” que diciéndose para gobernar, empobrecen la función pública, puesto que los esquemas utilizados favorecen más el culto a la persona que el fortalecimiento de la institución pública.


Retomando el hilo conductor de la Teoría del Conocimiento, debo señalar que Gnoseología es un término opuesto a epistemología, en tanto que su uso no se restringe a la relación sujeto/objeto, puramente psicológica, sino que va referida a la relación con un tercero, la verdad. Por lo tanto, el termino, desde la perspectiva del materialismo filosófico, irá referida no tanto a un saber cierto o falso, sino a una realidad efectiva, construida de manera operativa, tal y como es concebida la ciencia y otras disciplinas.


En los ejemplos, el sujeto es el servidor público que utiliza el aparato del estado (Influencia e instrucción en funcionarios de menor rango) y los recursos públicos (dinero), que guardan una relación con el “sujeto” en calidad de “objetos”, con el fin de promover su imagen personal, realizando eventos (con recursos públicos) de promoción de imagen pero sin la eficiencia en los actos que realiza, sin importar si esa promoción sea una función del estado, cierta o falsa.


El sentido común, que no es un buen sentido, siendo común a todos los hombres, resulta ausente o dormido en la razón del gobernante. Al actuar en forma despótica y discrecional, sin el sentido verdadero de su encargo. Podemos distinguir que lo verdadero es, que el sujeto, utiliza el objeto para lograr su fin, pero es falso que sea una función pública necesaria para cumplir el mandato popular. Saber distinguir entre lo falso y verdadero del fin en una relación de sujeto y objeto, es la asimilación del sentido común al buen sentido, que por cierto fue introducida por la escuela tomista en el siglo XIX, cuyo defensor el padre Garrigou-La-grange –Le Sens común, la Philosophie de letre et les formules dogmatiques- es una desviación respecto a la doctrina de santo Tomás, para quien el sentido común es un sentido, una función del conocimiento sensible.


Criticado que ha sido, el uso del erario para promover la imagen personal, cabe señalar que se ha demostrado muy someramente que el “sentido común está ausente en quienes gobiernan”, pero sin haber tratado sus motivaciones personales que los llevan a estas desviaciones, ni tampoco haber pasado de una simple paráfrasis de la definición, pero he iniciado –no cabe duda- el tratado que me propongo, seguir buscando el sentido común, para justificar –al menos- que pudiendo estar equivocado, soy injurioso de los dignos gobernantes que se promocionan a costillas del pueblo.


Esperando que esta lectura, parte de un mayor tratado próximo a publicarse, sea la invitación a debatir sobre el tema propuesto, más que una simple crítica a gobernantes del momento, que por cierto no siendo blanco de mi crítica pueden ponerse el saco.


¿O no lo cree usted?

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